Danahé y Daniel, dos estudiantes con sueños brillantes, decidieron hacer donas con una receta familiar. Cada dona no solo sabía deliciosa, sino que estaba llena de risas y amor.
Mientras vendían sus creaciones en el barrio, los clientes volvían no solo por el sabor, sino por las divertidas historias que contaban sobre sus locuras en la cocina.
Así, con esfuerzo y un toque de chocolate, demostraron que los sueños se pueden alcanzar... ¡Una dona a la vez!